Relacionada
con la inseguridad y la indefensión
familiar
Se
basa en la creencia de que las personas
que quieres te dejarán y te quedarás solo para siempre. Sientes que te
ocurrirá esto porque las personas cercanas a ti morirán, se marcharán de casa
para siempre o te abandonarán.
Como
consecuencia de esta creencia te aferras
demasiado a las personas que están cerca de ti y, paradójicamente, fuerzas
su distanciamiento. Hasta en las separaciones normales puedes sentirte muy
disgustado o enfadado.
Ejemplos de casos:
Una persona
que su padre murió cuando era niña llega a sentir lo mismo cuando su marido se
marcha. Cada vez que su marido se va de viaje por trabajo, se altera mucho y su
marido empieza a sentir miedo de volver a casa. Siempre es la misma escena, empieza
a llorar, él intenta consolarla, pero no funciona. Mientras está fuera, la
mitad del tiempo está aterrorizada y la otra mitad, llorando. Se siente muy
sola. Cuando vuelve a casa está muy enfadada por lo que le hace pasar. Cuando
regresa a casa, está tan molesta con él que incluso no quiere verlo.
Un
hombre de 35 años está casado con una mujer que tiene aventuras con otros
hombres. Ella le prometía continuamente que le sería fiel, pero nunca lo conseguía.
Se marchaba de casa con alguna de sus numerosas excusas, pero él sabía perfectamente
que le mentía. Lo que sentía en ese momento, esperando a que su mujer volviera
a casa era lo mismo que sentía de niño mientras aguardaba a su madre. Su madre
fue adicta al alcohol hasta que él cumplió 8 años. Aunque su esposa no bebe, siente
le misma soledad que cuando esperaba a su madre.
Una mujer
de 32 años cambia constantemente de pareja, nunca se compromete. Sus relaciones
eran turbulentas, se implicaba intensamente y con mucha rapidez. Aunque se
sentía asustada, hacía caso omiso. Algunas veces, en las primeras semanas de
relación, ya decía “Te quiero y deseaba estar con ese hombre en cada momento, aparte
de hablar de estar juntos para siempre. De hecho, ahuyentaba a la mayoría de
los hombres porque iba demasiado rápido. Es una persona muy apasionada y tiene
sentimientos más intensos que la media de las personas. En las relaciones
sentimentales perdía la capacidad de razonar y quedaba a merced de las
emociones. En cuanto un hombre se alejaba un poco, le empezaba a acusar de
querer dejarla y entonces le ponía a prueba para comprobar lo que él era capaz
de soportar antes de abandonarla. Algunas veces hacía cosas extrañas como, por
ejemplo, asistir a la fiesta de cumpleaños de su novio y dejarlo por otro
hombre. Cuando la relación terminaba y se sentía sola, se sentía aburrida y vacía.
Los sentimientos negativos la agobiaban y se buscaba otra relación. Éstas eran
cortas y siempre terminaban abandonándola. Al final, invariablemente todos sus
novios la dejaban.
Cuestionario de
abandono
Escala
de puntuaciones
1.
Totalmente falso
2.
La mayoría de las veces falso
3.
Mas verdadero que falso
4.
En ocasiones verdadero
5.
La mayoría de las veces verdadero
6.
Me describe perfectamente
1. Me
preocupa mucho que las personas que quiero mueran o me dejen
|
|
2. Me
aferro a las personas porque temo que me vayan a abandonar
|
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3. Siento
que no tengo una base de apoyo estable
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4. Me
enamoro de personas que no se comprometen
|
|
5. Las
personas con las que me relaciono siempre son inestables
|
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6. Me
desespero cuando alguien que quiero se aleja
|
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7. Estoy
tan obsesionada con la idea de que mis parejas me dejarán que me alejo de
ellas
|
|
8. Las
personas con las que me relaciono son impredecibles. A veces están por mí,
pero al cabo de un instante se han ido
|
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9. Necesito
demasiado a las otras personas
|
|
10. Al
final, estaré solo
|
|
Puntuación total
|
|
Orígenes de la trampa
vital del abandono
1.
Predisposición biológica a la ansiedad de
separación o dificultades para estar solo.
2.
Uno de tus padres murió o se marchó de casa
cuando era joven.
3.
Tu madre fue hospitalizada cuando eras niño o
te separaron de ella durante un período de tiempo prolongado.
4.
Tuviste una sucesión de figuras materna porque
fuiste criado por niñeras, en una institución o te enviaron a un internado
cuando eras muy pequeño.
5.
Tu madre era inestable. Se deprimía, se
enfadaba, bebía o hacía cualquier cosa que impedía tu estabilidad emocional.
6.
Tus padres se divorciaron cuando eras joven o
se peleaban tanto que temías que tu familia se separara.
7.
Perdiste de manera significativa la atención de
uno de tus padres. Por ejemplo, un hermano o hermana nació o tu padre volvió a
casarse.
8.
Tu familia estaba excesivamente cerca de ti y
te sobreprotegieron. Nunca aprendiste a manejar las dificultades propias de un
niño.
Los sentimientos de
abandono
·
Crees que vas a perder a las personas que
quieres y que te quedarás solo para siempre, ya sea porque sientes que se
morirán, te rechazarán o te dejarán. Piensas que nunca vas a recuperar a las personas
que has perdido y que tu destino es vivir completamente solo.
·
Esta trampa vital provoca un sentimiento de
desesperación en el amor. Crees que no importa lo bien que te vayan las
relaciones, porque al final fracasarán.
·
Piensas que es muy difícil que las personas
permanezcan contigo y que te echen de menos cuando te ausentas. La mayoría de
las personas no se alteran con las separaciones cortas porque saben que éstas
no cambian la relación. No obstante, con la trampa vital de abandono no hay tal
seguridad.
·
Te apegas demasiado a las personas y te enfadas
sin motivo, ya que temes la perspectiva de la separación, aunque ésta sea
insignificante. En las relaciones sentimentales sientes que dependes de la otra
persona y tienes miedo a perderla.
¿Cuál es el origen de
la trampa vital de abandono?
El abandono es normalmente una trampa vital pre verbal: empieza en el primer
año de vida, antes de que el niño desarrolle el lenguaje (se dan algunas
excepciones de desarrollo más tardío, siendo la trampa vital menos grave). En
estos casos el abandono empieza muy pronto, antes de que el niño tenga palabras
para describir lo que ocurre y, por ello, en la vida adulta puede que no haya
pensamientos conectados a esta trampa vital.
El inicio temprano de la trampa vital
comporta intensos sentimientos asociados.
Una persona con un abandono grave responde hasta en las breves separaciones con
los mismos sentimientos de un niño pequeño que ha sido abandonado.
La trampa vital del abandono se pone en
funcionamiento principalmente en las
relaciones íntimas y no es tan evidente en los grupos ni en las relaciones
fortuitas. Las activaciones más intensas se producen ante las separaciones
de alguien querido.
Para que el abandono como trampa vital se
ponga en funcionamiento no hace falta
que estemos ante separaciones reales ni tampoco tienen por qué ocurrir a
nivel físico. La persona que sufre el abandono suele ser demasiado sensible y
con frecuencia interpreta intentos de abandono en comentarios inocentes. La
pérdida o una separación real como el divorcio, un traslado, un viaje o la
muerte son otros ejemplos de activaciones muy intensas.
Es frecuente que te sientas emocionalmente
abandonado. Esto ocurre cuando tu pareja está aburrida, distante,
momentáneamente distraída o más atenta a otras personas. Quizá tu pareja
sugiera un plan que indique pasar un breve tiempo separados. Todo lo que te
haga sentir que pierdes esa relación puede poner en funcionamiento la trampa
vital, independientemente de si existe el peligro real de una pérdida o de
abandono.
El ciclo del abandono
Si la separación dura lo suficiente para que
la trampa vital se active, la experiencia progresa hacia un ciclo de emociones
negativas tales como el miedo, la
tristeza y la ira.
Primero tienes un sentimiento de pánico,
como si fueras un niño pequeño que se queda solo o que se pierde en un
supermercado, sin encontrar a su madre. Te
sientes desesperado: “¿Dónde está?, ¡estoy completamente solo!, ¡estoy
perdido!”. La ansiedad puede
aumentar hasta tener una crisis de pánico y durar horas, incluso días. Sin
embargo, si la ansiedad continúa el tiempo suficiente, ésta se desvanece
progresivamente hasta que se produce la aceptación
de que la persona se ha ido. Entonces experimentas tristeza por tu soledad, como si nunca fueras a recuperar a la
persona perdida. Esta tristeza puede evolucionar hacia una depresión.
Finalmente, cuando la persona vuelve, te enfadas
con ella por haberte abandonado y contigo por necesitarla tanto.
Al hablar sobre los orígenes de las trampas
vitales debemos centrarnos principalmente en las características del entorno de
los niños.
Los investigadores han observado que algunos
bebés reaccionan a la separación mucho más intensamente que otros, lo que nos
sugiere que algunas personas están biológicamente predispuestas a desarrollar
la trampa vital del abandono.
La forma en que respondemos a la separación
de la persona que cuida de nosotros parece en parte innata. La separación de la
madre es un tema vital para el recién nacido. En el mundo animal, las crías
dependen de las madres para sobrevivir y si una cría pierde a su madre,
normalmente muere. Los niños pequeños muestran conductas similares cuando se
separan de sus madres; lloran y muestran signos de malestar.
Bowlby
estudió los bebés y los niños pequeños que estaban temporalmente separados de
sus padres. La observación reveló que todos los bebes mostraban tres fases en el proceso de separación:
1.
Ansiedad.
2.
Desesperación
3.
Desapego
Los niños protestan y muestran ansiedad.
Buscan a sus madres y parecen inconsolables, a pesar de que otras personas les
intente aliviar. Mostraban instantes de ira hacia sus madres, pero cuando el tiempo
pasaba y éstas no venían, se resignaban y entraban en un período de depresión.
En
esta fase están apáticos y aislados, y se mostraban indiferentes a los intentos
de las personas de relacionarse emocionalmente con ellos. Sin embargo, si
pasaba el tiempo suficiente, los bebés salían de su período de depresión y
formaban otros vínculos.
Si la
madre volvía, el bebé entraba en la tercera fase, el desapego, y estaba frío
con ella o no mostraba ningún interés. Sin embargo, si el tiempo pasaba, el
desapego del niño desaparecía y el volvía a vincularse a su madre de nuevo. El
bebé se volvía más apegado y ansioso cuando su madre se ausentaba, lo que
Bowlby denomina “la vinculación ansiosa” hacia la madre.
Bowlby
afirma que este patrón de ansiedad,
desesperación y desapego es universal. Ésta es la respuesta que todos los
niños pequeños muestran cuando se separan de sus madres. Asimismo, esto ocurre
en todo el reino animal. No sólo los humanos sino también los recién nacidos de
todas las especies animales muestran el mismo patrón. Por tanto, se trata de
una conducta universal que implica una predisposición biológica.
Emociones similares entre el proceso de separación de
Bowlby y el ciclo del abandono
Entre ambos existen emociones similares: ansiedad, tristeza e ira.
Algunas personas, parecen nacer con la
capacidad de experimentar este ciclo de emociones con un nivel de intensidad
mayor al que es habitual. Cuando se produce la separación, la ansiedad, el
dolor y la ira que sienten es tan intensa que son incapaces de tranquilizarse
por sí mismos y se sienten totalmente desunidos y desesperados. Pueden
distraerse de estos sentimientos por poco tiempo, ya que, si la persona no está
presente, no se sienten tranquilos y seguros. Son extremadamente sensibles a la
posibilidad de perder a quienes quieren. Sus relaciones con los demás son
profundas -es uno de sus premios-, pero no toleran la soledad.
Las personas que responden a la separación
de esta manera tan intensa y que son incapaces de tranquilizarse ante la
ausencia de un ser querido, es posible que tengan más probabilidades de
desarrollar el abandono como trampa vital.
No todas las personas que tengan
predisposición biológica desarrollarán esta trampa vital, dependerá del
ambiente de los primeros años de infancia. Si ha tenido relaciones emocionales
estables en la infancia, particularmente con su madre, pero también con otras
personas importantes, podría no desarrollar la trampa vital. En cambio, en
ciertos ambientes inestables o de muchas pérdidas, aunque uno no esté
biológicamente predispuesto, puede desarrollar la trampa vital.
No obstante, es más probable que una persona
con esta tendencia biológica ponga en funcionamiento la trampa vital con un
trauma de menor intensidad y que el terapeuta se dedique a examinar en vano el
pasado del paciente sin encontrar motivos que justifiquen el trauma.
La muerte de un padre, las enfermedades, la
separación y el divorcio pertenecen a la misma categoría de relaciones
importantes que terminan en separación. La pérdida de un padre es especialmente
devastadora en el primer año de vida: cuanto más pronto sea la pérdida, más
vulnerable es el niño y más potente será la trampa vital.
¿Qué factores pueden disminuir las consecuencias de la
pérdida de uno de los padres?
El
nivel en que afecta la pérdida de uno de los padres depende de distintos
factores:
1.
Es importante la calidad de las otras
relaciones íntimas. Por ejemplo, si tiene una relación cariñosa y estable con
la madre, le permitirá soportar la pérdida y disminuirá la amplitud de la
trampa vital, de manera que pueda sólo reproducirla en sus relaciones afectivas
de pareja.
2.
Establecer una relación con una persona que
asuma las funciones del padre que has perdido, también puede ser beneficioso
(p.ej., un padrastro)
3.
Que un padre enfermo vuelva a casa o que unos
padres divorciados vuelvan a unirse o cuando un padre adicto al alcohol deja de
beber y se mantiene abstemio es beneficioso ya que se restablece la figura
paterna.
Hay
muchos tipos de experiencia que pueden ayudar a curar la trampa vital, pero los
recuerdos de ser abandonado aún persisten. Si has logrado superar tu trampa
vital, se requerirán acontecimientos dramáticos tales como la pérdida de una
persona querida para que se active de nuevo el patrón. Si perdiste a uno de tus
padres en tu juventud, eres muy consciente de lo que significa sufrir una
pérdida y la posibilidad de revivir ese dolor de nuevo resulta espantosa.
¿Cuál es la diferencia esencial entre el abandono y la
privación emocional como trampas vitales?
Con la privación emocional, el padre estaba
físicamente allí, pero la calidad de la relación emocional era deficiente. Los
padres no sabían cómo querer, dar cariño y empatizar lo bastante bien. La
relación con ellos “era estable, pero no lo suficientemente próxima”. Con el abandono, la relación se perdió.
También
se podría dar el caso de que el padre
volviera
Los dos tipos de abandono
Hay
dos tipos de abandono y ambos surgen de dos ambientes diferentes que se dan en
la infancia.
1.
El abandono basado en
la dependencia.
·
Procede de un entorno demasiado seguro y sobreprotector, y representa una combinación
de las trampas vitales del abandono y la dependencia.
·
Muchas personas que tienen la dependencia como
trampa vital, también tienen el abandono. Las personas con dependencia creen que no pueden sobrevivir solas y,
por eso, necesitan figuras fuertes que les guíen y les dirijan durante las
actividades cotidianas, es decir, necesitan ayuda.
·
Si crees que tu vida depende de otra persona la
posibilidad de perderla es terrible. Todas las personas que tengan la
dependencia como trampa vital, tendrán problemas con el abandono. Sin embargo,
las personas que tiene tienen el abandono como trampa vital, no tienen
problemas con la dependencia, estas pertenecen al segundo tipo de abandono.
·
Es frecuente que las personas dependientes tengan un número de amigos de reserva en
caso de que la persona principal les deje. Tienen a alguien inmediatamente
disponible para que ocupe el lugar vacante o, si no, buscan y encuentran a
alguien nuevo, y rápidamente forman otra relación de dependencia. Los
dependientes no toleran la soledad y
tienen bastante habilidad para encontrar a alguien que los cuide. Entre que
terminan una relación y empiezan otra, pocas veces transcurre más de un mes.
2.
El abandono basado en
la inestabilidad o pérdida.
·
Surge de un ambiente emocionalmente inestable donde no hay nadie de forma
permanente para atender al niño.
·
La trampa vital deriva de la inestabilidad de
las relaciones emocionales que establecieron de niños con las personas más
íntimas: la madre, el padre, hermanos, hermanas y amigos cercanos. Tienen miedo a ser abandonados, pero
funcionan independientemente de esas personas. Aunque tengan cierta
dependencia, es más emocional que
funcional.
·
Estas personas probablemente experimentaron una
relación emocional que con el tiempo se perdió. Por ello, no pueden soportar la
separación de las personas que quieres debido a cómo te sientes sin ellos.
Cuando estás con los seres que amas, te sientes unido al resto de la humanidad,
pero cuando la relación se pierde, te sientes vacío.
·
Necesitas
a los demás para sentirte tranquilo. Ésta es la diferencia con el
abandono basado en la dependencia, en el cual necesitas a alguien que te cuide
al igual que un niño necesita a un padre. En un caso buscas guía, dirección y
ayuda; en el otro deseas cuidados, amor y sentirte unido a nivel emocional.
·
Las personas que tienen miedo al abandono
emocional pueden estar solos durante largos períodos de tiempo e incluso evitar
las relaciones por temor a que les hagan daño otra vez. De niños ya se
enfrentaron a la soledad y saben que pueden sobrevivir. Ésta no es la cuestión.
Lo que realmente temen es la pérdida,
porque para ellos supone un proceso devastador: establecer una relación,
perderla y encarar de nuevo la soledad.
El abandono y las
relaciones íntimas
·
Al comprometerte con una relación, con toda
probabilidad no consigues la paz, ya que sientes que tus relaciones son
inestables y que puedes perder a otra persona en cualquier momento.
·
Cuando estás en una relación, tienes
dificultades para tolerar cualquier distanciamiento e incluso te preocupas por
los pequeños cambios y exageras la probabilidad de que la relación se termine.
Por ejemplo, puedes llegar a interpretar los insignificantes signos de
descontento de tus parejas como una prueba de que quieren finalizar la
relación.
·
Cada vez que un novio está enfadado, molesto o
se siente alejado, siente con toda seguridad que es el final.
·
Los celos y la posesión son temas comunes.
·
Constantemente puede que acuses a tus novios de
querer dejarte, una costumbre que puede ser bastante irritante. Se trata de una
profecía autocumplida y tus relaciones están marcadas por las frecuentes
rupturas y por las agitadas reconciliaciones.
·
Cuando tu marido o pareja se va de viaje de
negocios, puedes preocuparte obsesivamente por si el avión sufrirá un accidente
y él morirá.
·
Puedes pensar que tu madre o tus hijos pueden
ponerse enfermos y morir.
·
Pasas por períodos en que sólo piensa en la
muerte y en la imposibilidad de seguir su vida si se queda sola.
·
Probablemente te apegas demasiado en las
relaciones. Así refuerzas la trampa vital porque se reafirma la idea de que vas
a perder a esa persona, lo que mantiene la posibilidad del abandono viva en la
relación.
·
Apegarse conlleva la desesperación. Te sientes
solo y perdido y pones toda tu energía en la relación. Te obsesionas y olvidas
todo lo relacionado con el mundo exterior. Toda la energía la inviertes en
mantener la relación porque para ti es muy importante.
Las señales de peligro en las relaciones
Es probable
que te sientas atraído por parejas que puedan abandonarte.
Señales
de alarma que indican que tus relaciones ponen en funcionamiento la trampa
vital del abandono:
1.
Es improbable que tu pareja se comprometa a
largo plazo, porque él o ella está casado o comprometido en otra relación.
2.
Tu pareja no tiene la disponibilidad necesaria
para pasar tiempo juntos (ej., vive lejos, viaja mucho, es un trabajador
compulsivo...)
3.
Tu pareja es emocionalmente inestable (p.ej.,
bebe, se droga, está deprimido o no puede mantener un trabajo regular) y no
puede estar de un modo consistente.
4.
Tu pareja es igual que Peter Pan, insiste en su
libertad para hacer y deshacer a su manera, no se quiere comprometer ni
establecer o quiere la libertad para poder tener muchos amantes.
5.
Tu pareja es contradictoria. Te quiere, pero se
reprime emocionalmente: algunas veces se muestra muy enamorado de ti y luego
actúa como si no existieras.
No
es que busques a personas que no te ofrecen ninguna esperanza de tener una
relación estable, sino que te sientes atraído por parejas que presentan alguna
esperanza de estabilidad porque muestran una mezcla de esperanza y duda.
Piensas
que existe la posibilidad de conseguir a la persona para siempre o al menos
durante cierto tiempo. Sobre todo, te atraen las personas que muestran cierto
compromiso, pero no tanto como para estar absolutamente seguro de que lo
mantendrán.
Las
relaciones de amor inestable te resultan cómodas
El cambio del abandono
como trampa vital
1. Comprende el abandono de tu infancia
a)
Considerar si tiene disposición biológica a
desarrollar esta trampa.
¿has sido siempre una persona
emotiva?
¿tuviste dificultades de niño
para separarte de las personas que querías?
¿fue difícil para ti empezar
la escuela o quedarte a dormir en casa de un amigo?
¿te alterabas cuando tus
padres se marchaban por la noche o hacían viajes cortos?
¿estabas más apegados a tus
padres que otros niños cuando ibas a lugares nuevos?
¿tienes aún muchos problemas
para enfrentarte a la intensidad de tus sentimientos?
b)
Entender las situaciones de la infancia que
contribuyeron a tu trampa vital.
Sesión de imaginación. No
forzar las imágenes, déjalas que afloren con serenidad.
Si no sabe muy bien por dónde
empezar, lo mejor es trabajar con el sentimiento de abandono en la vida actual.
Cuando le ocurra algún acontecimiento que active sus sentimientos de abandono,
ha de cerrar los ojos y recordar cuándo lo sintió de esa forma en el pasado.
Buscar las conexiones entre el
presente y el pasado con la imaginación.
Intentar recordar los orígenes
de sus sentimientos de abandono.
2. Identifica y anota los sentimientos de
abandono
3. Revisa las relaciones sentimentales
pasadas y clarifica los patrones que se repitieron. Haz una lista de las
señales de abandono y otra de las relaciones sentimentales de tu vida.
4. Evita las parejas que no se comprometan,
inestables o ambivalentes, aunque sientas una intensa atracción.
5. Cuando encuentres una pareja estable y
comprometida, confía en él o ella. Convéncete de que él o ella siempre está
contigo y de que no te dejará
6. No te aferres, te vuelvas celoso o
reacciones mal a las separaciones normales que se dan en las relaciones
saludables.
Bibliografía
Young, F., & Klosko, J. (2012). Reinventa tu
vida.
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