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Psicologa Vecindario APEGO Y DESAPEGO AFECTIVO





¿Qué significa el término apego afectivo?

Hay dos formas de comprenderlo:

1)     El apego afectivo es una vinculación mental y emocional (generalmente obsesiva) a ciertas personas, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá de manera única y permanente, placer, seguridad o autorrealización. Al considerarlo permanente, la persona estará convencida de que sin esa relación estrecha sentimental (adherente o dependiente) le será imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida normal y satisfactoria. El pensamiento central que agobia a los dependientes es: “Sin él o ella no soy nada o muy poco” o “Sin él o ella, no podré sobrevivir ni realizarme como persona”. Es imposible vivir libre y sanamente con semejante lastre.

2)     Entonces: lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él cuando debe hacerse, y podríamos decir que tal renuncia es conveniente, si el vínculo resulta dañino para la salud mental y/o el bienestar de uno, el mundo y la gente que nos rodea. Concretamente y respecto al amor, renunciar a una relación, al menos en principio, debería hacerse cuando:

a)    Ya no te aman

b)    Tu autorrealización vital se ve afectada

c)    Si tus principios se ven vulnerados

¿Qué implica desapegarse?

a)    Desapegarse no tiene que ver con dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia (soy dueño de mis actos), no posesividad (no me pertenece ni le pertenezco) y no adicción (podría prescindir de ti).

b)    Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. El individuo que decide romper con la adicción a su pareja entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva porque la relación interpersonal nos hace humanos (los sujetos “apegados al desapego” no son libres, sino esquizoides). No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo, pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él. El amor es ausencia de miedos.

c)    La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad nos asusta y por eso la censuramos.

¿Cómo reconocer la dependencia en uno mismo?

La dependencia es un continuo, por lo tanto, puedes sufrir de más o menos apego a tu pareja según muestres más o menos las siguientes características:

a)    Necesidad imperiosa de estar cerca de la persona amada o sentir amor la mayor parte del tiempo.

b)    Abstinencia manifiesta, si no se tienen las manifestaciones de afecto o la persona amada disponible. Es decir, desorganización conductual, malestar, ansiedad o simplemente desasosiego, similar a lo que ocurre con una persona adicta a cualquier droga.

c)    Incapacidad de controlar la compulsión de estar con la persona amada

d)    Se emplea mucho tiempo mental y físico en mantenerse cerca de la pareja u obtener amor.

e)    Altos niveles de obsesión, preocupación y/o comportamientos vigilantes y controladores por miedo a perder la fuente del placer/seguridad (temor al abandono, a un engaño o a la soledad).

f)     Reducción de actividades sociales, laborales o recreativas (reducción hedonista) para estar con la persona amada

g)   Pese a tener claras las consecuencias negativas de amar sin límites (depresión, descontrol, ansiedad, baja autoestima, desorganización conductual, violencia intrafamiliar), se sigue manteniendo el estilo de vida dependiente.

¿Cómo saber si alguien es emocionalmente inmaduro?

Si eres una persona que no has madurado lo suficiente (infantilismo cognitivo), tendrás, al menos, tres o más de las siguientes características:

a)    Bajos umbrales para el dolor. No soportas la incomodidad, provenga de donde provenga. El menor sufrimiento será una pesadilla y harás cualquier cosa para evitar el dolor físico o psicológico

b)    Búsqueda exagerada de sensaciones. Tu actitud será la de un devorador de emociones. Nada te será suficiente y te comportarás como un adicto a la novedad y a la estimulación.

c)    Baja tolerancia a la frustración. Si las cosas no son como te gustaría que fueran, te dará ira y harás pataletas, sofisticadas o disimuladas, pero pataletas al fin.

d)    Afrontamiento dirigido a las emociones. Cuando tengas un problema, te preocuparás más en aliviar el malestar que sientes, que en resolver la cuestión en sí (lo que perpetuará los problemas porque quedarán inconclusos y sin solucionar).

e)    Poca introspección. Tendrás dificultades para observarte a ti mismo, lo cual hará que poseas un autoconocimiento pobre.

f)     Ilusión de permanencia. Mantendrás y defenderás la creencia irracional de que el mundo es estático y poco cambiante. Tu mente no estará preparada para la pérdida.

g)    Elevada impulsividad. Tu autocontrol será deficiente y los estímulos tendrán un gran poder sobre tu conducta. Te faltará actitud reflexiva. Es probable que actúes y luego pienses.

Madurar significa ser capaz de “ver lo que es” de manera realista y quitarse el velo del autoengaño.

Bibliografía

W., R. (2013). Guía Práctica para vencer la dependencia emocional. Phronesis SAS.

Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque

C/ Tunte,6 Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de correos)

Pedir cita: 630723090

https://www.psicologavecindariomariajesus.es/

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