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Psicóloga Vecindario LAS EMOCIONES






¿A qué se refiere el término emoción?

El término emoción se refiere a conductas, respuestas fisiológicas y sentimientos.

Pautas de respuesta emocionales

Las pautas de respuesta emocionales están formadas por conductas para afrontar situaciones concretas y por respuestas fisiológicas (tanto neurovegetativa como hormonales) que sustentan esas conductas.

¿Cuál es la función de la amígdala?

La amígdala organiza las respuestas comportamentales, neurovegetativas y hormonales ante diversas situaciones, incluidas las que producen miedo, ira o desagrado. Además, está involucrada en los efectos de los olores y las feromonas sobre la conducta sexual y maternal.

La amígdala recibe aferencias del sistema olfativo, la corteza asociativa del lóbulo temporal, la corteza frontal y el resto del sistema límbico.

Sus eferencias llegan a la corteza frontal, hipotálamo, la formación hipocámpica y los núcleos del tronco del encéfalo que controlan funciones neurovegetativas y algunas conductas típicas de la especie.

El registro eléctrico de neuronas individuales de la amígdala indica que algunas de ellas responden cuando el animal percibe determinados estímulos con significado emocional. La estimulación de la amígdala provoca respuestas emocionales, mientras que su destrucción las suprime. Cuando se emparejan estímulos neutros con otros que provocan respuestas emocionales se producen respuestas emocionales condicionadas, por condicionamiento clásico. En el aprendizaje de estas respuestas interviene principalmente la amígdala. La extinción de las respuestas emocionales condicionadas implica un control inhibidor de la actividad de la amígdala, realizado por la corteza prefrontal ventral.

Estudios realizados en personas con lesión de la amígdala, así como estudios de neuroimagen funcional en seres humanos, indican que la amígdala también interviene en las reacciones emocionales de nuestra especie. Sin embargo, muchas de nuestras respuestas emocionales condicionadas se adquieren observando las respuestas de otras personas o, incluso, mediante instrucciones verbales. Los estudios de personas con lesión de la amígdala y los estudios de neuroimagen funcional indican que la amígdala media los efectos de las emociones en el aprendizaje.

Las conductas agresivas son típicas de especie y en la mayoría de las ocasiones desempeñan una función útil. Además, los animales pueden manifestar una conducta de amenaza o una conducta de sumisión, lo cual puede evitar una lucha real. Al parecer, la sustancia gris periacuductal está implicada en la conducta defensiva y en depredadora. Estos mecanismos están modulados por el hipotálamo y la amígdala.

La actividad de las neuronas serotoninérgicas parece inhibir las conductas arriesgadas, incluida la agresión. La destrucción de axones serotoninérgicos del prosencéfalo intensifica la agresión, mientras que la administración de fármacos que facilitan la transmisión serotoninérgica la reduce. Los niveles bajos de 5-HIAA (un metabolito de la serotonina) en el LCR se relacionan con un aumento de las conductas de riesgo y de la conducta agresiva en monos y en seres humanos.

La corteza prefrontal ventromedial desempeña un papel importante en las reacciones emocionales. Esta región se comunica con el tálamo dorsomedial, la corteza temporal, el área tegmental ventral, el sistema olfativo, la amígdala, la corteza cingulada, el hipotálamo lateral y otras regiones de la corteza prefrontal dorsolateral. Las personas con una lesión prefrontal ventromedial presentan conductas impulsivas y, a menudo, estallidos de ira inadecuados. Estos individuos pueden explicar las implicaciones de una situación social compleja, pero a menudo no pueden responder adecuadamente cuando estas situaciones les atañen a ellos.

Los datos existentes sugieren que la corteza prefrontal está implicada en hacer juicios morales. Cuando se realiza un juicio que implica un conflicto entre un juicio utilitario (una persona muere, pero cinco sobreviven) y un juicio moral personal (¿se quiere llevar a una persona a la muerte para salvar a otras?), se activa la corteza prefrontal ventromedial. La activación de una parte de esta región, la corteza cingulada anterior, activa la corteza prefrontal dorsolateral, que interviene sopesando los factores emocionales y los racionales y tomando decisiones sobre qué acción realizar.

Las personas con lesiones en la CPFvm manifiestan juicios morales de tipo utilitario. Los psicópatas sin éxito y los criminales violentos presentan por lo general un bajo nivel de actividad en esta región; y se ha encontrado que el volumen de sustancia gris en ella es más bajo de lo normal en personas con un trastorno de personalidad antisocial. La liberación de serotonina en la corteza prefrontal activa esta región, y algunos investigadores opinan que el input serotoninérgico a esta región es la razón de la capacidad de serotonina para inhibir las conductas de riesgo y las agresivas. En la corteza prefrontal ventromedial de personas con agresividad impulsiva hay un input serotoninérgico menos denso.

Puesto que muchas conductas agresivas se relacionan con la reproducción, en estas conductas influyen las hormonas, especialmente las hormonas esteroideas sexuales. Los andrógenos afectan principalmente al ataque ofensivo: no son necesarios para las conductas defensivas que manifiestan tanto machos como las hembras. En los machos, los andrógenos ejercen efectos organizadores y activadores del ataque ofensivo, del mismo modo que lo ejercen en la conducta sexual masculina. Según parece, los efectos de los andrógenos en la agresión entre machos están mediados por el área preóptica medial.

Los roedores hembra se pelearán cuando se encuentren en territorio neutral, pero con menos frecuencia que los machos. Los roedores hembra que han sido ligeramente androgenizados (hembras 2M) muestran una mayor tendencia a atacar a otras hembras. Los primates hembra son más proclives a luchar cuando se hallan cerca del momento de la ovulación, tal vez porque el aumento de su interés sexual les lleva a acercarse a los machos.

Parece ser que los andrógenos favorecen la conducta agresiva en seres humanos, peor esta cuestión es más difícil de estudiar en nuestra especie que en los animales de laboratorio. Los datos de estudios con niñas con hiperplasia suprarrenal congénita (Las glándulas suprarrenales producen hormonas, como el cortisol, la aldosterona e incluso las hormonas sexuales. Una persona con HSC no produce suficiente cantidad de las hormonas cortisol y aldosterona, y produce demasiado andrógeno, que es una hormona que da características masculinas) y con gemelas dicigóticas que han compartido el útero con un hermano varón sugieren que la exposición prenatal a los andrógenos favorece que se manifiesten conductas agresivas en una etapa posterior de la vida. Las investigaciones sugieren que el principal efecto de los andrógenos puede ser aumentar la motivación para conseguir dominar y que el aumento de la agresión puede derivar de este efecto.

En cualquier caso, no se puede concluir con certeza que un nivel elevado de andrógenos favorece la dominancia o si la dominación eficaz aumenta el nivel de andrógenos. Los estudios con monos sugieren que la testosterona y el alcohol tienen efectos sinérgicos, especialmente en animales dominantes. (sinergia, se refiere a la combinación de factores que resulta más eficaz que la suma de sus acciones individuales. El término es griego y significa “trabajar juntos”).

Referencia bibliográfica

Carlson, N. R. (2010). Fundamentos de fisiología de la conducta. Madrid: Pearson.


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