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psicologavecindariomariajesus FUNCIÓN ADAPTATIVA DEL DOLOR

 

FUNCIÓN ADAPTATIVA DEL DOLOR



El dolor es desagradable, nadie quiere tener dolor. Sin embargo, el dolor desempeña una función adaptativa ya que el hecho de que sea desagradable hace que sea algo efectivo y esencial en la vida. El dolor nos protege, nos avisa de que estamos en peligro, frecuentemente antes de que nos lesionemos o de que nos lo hagamos gravemente. El dolor hace que nos movamos de modo diferente, que pensemos y nos comportemos de forma distinta, lo que también es vital para la curación.

A veces, el sistema del dolor parece, que se comporta de forma extraña – por ejemplo, puedes clavarte un clavo en el dedo y no darte cuenta de ello hasta que ves sangre en la zona lesionada. Otras veces, sin embargo, el sistema del dolor falla – algunos tipos de cánceres malignos no son dolorosos, por esta razón pueden desarrollarse sin ser detectados hasta convertirse en algo realmente serio.

Exactamente de la misma manera que, aunque no exista en absoluto ningún problema en tus tejidos corporales, nervios o sistema inmune, sentirás dolor si tu cerebro piensa que estás en peligro. Esto es así de simple y de difícil al mismo tiempo.

Normalmente, el dolor se manifiesta cuando tu sistema de alarma corporal alerta al cerebro de un peligro de lesión en los tejidos, ya sea real o potencial. Mas esta respuesta es sólo una parte de una larga historia. El dolor, verdaderamente, involucra a todos tus sistemas corporales y todas las respuestas que se producen tienen como objetivo la protección y la curación. Sin embargo, cuando la mayoría de nosotros pensamos en el dolor, recordamos una experiencia desagradable y horrible, que hace que reaccionemos intentando hacer algo frente a esa situación.

De hecho, el dolor puede ser tan efectivo que puede llegar al punto de no dejarte pensar, sentir o concentrarte en cualquier otra cosa. Si el cerebro piensa que sentir dolor no es lo más adecuado para la supervivencia (imagina un soldado herido escondiéndose del enemigo) puedes no sentirlo en ese momento, incluso con una lesión muy grave.

Hay muchos mitos, malentendidos y miedos innecesarios en relación con el dolor. La mayoría de la gente, incluidos muchos profesionales de la salud, no tienen una concepción actualizada del dolor. Esto es, en cierto modo, desalentador ahora que sabemos que entender este proceso ayuda a enfrentarse a él con eficacia. Existen dos aspectos importantes con respecto a explicar el dolor: la fisiología del dolor puede ser fácilmente entendida por cualquier persona normal y corriente; y comprender la fisiología del dolor cambia el modo de pensar sobre él, reduce su significado amenazante y ayuda a su tratamiento.


El dolor de las picaduras, el dolor postural y el de los esguinces son simplemente dolores cotidianos que pueden relacionarse fácilmente con cambios en los tejidos. El cerebro saca la conclusión de que los tejidos están en peligro y que es necesario hacer algo, que incluya conductas para ayudar a su curación.

Una ventaja adicional es que recordar el dolor te protegerá de caer dos veces en el mismo error.

Pero todos sabemos que el dolor puede ser una experiencia más compleja. La palabra ‘dolor’ también se usa en relación al duelo, a la soledad y a la sensación de que nadie te entiende.

 ¿Qué pasa con el dolor de un desamor que hace que sea tan devastador como cualquier dolor lumbar agudo?

Este dolor cargado de emociones nos ayuda a tener una visión más global para poder comprender el dolor. Todo dolor, de hecho, ¡toda experiencia!, incluye muchos pensamientos y componentes emocionales. Necesitamos el cerebro para realmente entender el dolor, especialmente aquel dolor que persiste se expande o es impredecible. Necesitamos el cerebro para que nos ayude a entender por qué las emociones, pensamientos, creencias y conductas son importantes en el dolor.

Si en este preciso instante tienes dolor, entonces no estás solo. De hecho, a cualquier hora del día o de la noche, alrededor de un 20% de la población mundial tiene un dolor que persiste más de 3 meses.

Cuando el dolor persiste y tú sientes que está arruinando tu vida, es difícil imaginar que pueda servir para algo útil. Pero incluso cuando el dolor es crónico y horrible, duele porque el cerebro, de alguna manera, ha llegado a la conclusión, por una u otra razón, normalmente de una forma totalmente inconsciente, de que estás amenazado y en peligro. La clave es descubrir por qué el cerebro ha llegado a esta conclusión.

La intensidad de dolor que experimentas no está relacionada directamente con la cantidad de daño que ha sufrido el tejido.

¿Qué pasa cuando uno se hace un corte con una hoja de papel? La herida no es profunda, la lesión es pequeña, pero ¡cómo duele! El corte arde, te pone de mal humor y parece increíble que algo así pueda doler tanto

El dolor lumbar y el de cabeza son los dolores más comunes en el ser humano. En el dolor lumbar, la investigación ha mostrado que la cantidad de daño en el disco y en el sistema nervioso raramente se relaciona con la intensidad de dolor percibida por el paciente. De hecho, muchos de nosotros tenemos protusiones discales e incluso nervios comprimidos que parecen muy graves cuando se detectan y, sin embargo, puede no haberse experimentado previamente síntoma alguno.

Esto puede parecer un poco inquietante, pero realmente debería tranquilizarnos. Muchos de los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia normal del hecho de estar vivo y no tienen por qué doler. Y lo que es más importante, estos cambios no deben necesariamente impedir a nadie llevar una vida funcional y activa. Es muy probable que cualquier radiografía de la columna de un anciano muestre alteraciones que podrían ser descritas como artrósicas o degenerativas. Sin embargo, siguen funcionando perfectamente bien.

En resumen, si no hay dolor, significa que tu cerebro no interpreta estos cambios en los tejidos como una amenaza.

Muchas y variadas señales pueden relacionarse con la experiencia del dolor, pero es el cerebro el que decide si algo duele o no el 100% de las veces, sin excepción.

Bibliografía

Butler, D., Moseley, L., & Sunyata, A. (2010). Explicando el dolor.

 

 Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque

C/ Tunte,6 Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de correos)

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